El sueño de reinar en Dinamarca duró
demasiado poco tiempo en Farum, una pequeña ciudad al norte de la
capital. Habían experimentado un crecimiento que les llevó a visitar
Stamford Bridge, el Donbass Arena e incluso un casi recién estrenado
Juventus Stadium. Pero todo se acabó con la marcha de los mejores
jugadores (Okore, Bjelland, Mikkelsen...) tras rozar el segundo
entorchado y los tigres se convirtieron en un querer y no poder
continuo.
Fueron años de ver cómo el antiguo
régimen (København y AaB)
recuperaban el cetro, mientras no se encontraba la tecla que les
había dado dos copas y una liga, por lo que la apuesta se centró en
la gente joven de la mano de Joshua John, el
único jugador que realmente había conseguido marcar
diferencias en ese tiempo. Pero la dinámica negativa no variaba y con la marcha en
el mercado invernal de Bruninho, un segundo punta brasileño que
había hecho las maletas hacia China tras marcar 9 goles en la primer
parte del campeonato, parecía que no sacarían nada provechoso otro
año más. No podían estar más equivocados.
Fue tras el parón navideño cuando a
Kristjánsson se le ocurrió apostarlo todo por un
chavalín que había llamado la atención de grandes equipos
europeos. Emre Mor era la estrella del filial en la U19 Ligaen
jugando como extremo, aunque en el primer equipo le colocasen como
falso delantero. De pequeña estatura, velocidad endiablada y gran
regate, apenas ha tardado en marcar las diferencias desde el primer
momento. Retrasándose para recibir en tres cuartos, los
slaloms donde sortear infinidad de defensores se ha convertido en una de sus acciones favoritas, algo que unas veces le
permite alcanzar la portería y mostrar un buen golpeo, mientras que
en otras deja un espacio perfecto para que los extremos (Mikkelsen y
Moberg-Karlsson) lo ocupen ganándole la espalda al rival.
De
evidente ascendencia turca, ha sido un habitual en las categorias
inferiores danesas desde que llegó al Lyngby y ha sido en esta
última convocatoria internacional cuando la selección otomana ha
conseguido que Emre fuese con su sub'21, lo que parece indicar su
preferencia por el pais de sus padres por delante del que le vió
nacer.
Apenas cuatro
partidos en la élite del fútbol danés han bastado para que este pequeño genio derrotase a Midtjylland y København,
además de revolucionar a un equipo que ha visto un talento sobre el
que volver a construir algo grande. Un talento imposible de retener.
0 comentarios:
Publicar un comentario